Lo que Mercurio Retrógrado nos dejó

Llevo como 20 años de tarotista. Sí. Como las astrólogas de la tele, pero sin ser famosa. Hace un año decidí hacerlo de forma profesional y me dije a mí misma "voy a buscar una trabajo alternativo que me saque de esta triste realidad y de mi vida de oficina". Por aquel entonces ya había probado las mieles del moving o bullying laboral. Todo suena mejor cuando está en inglés. Pero volviendo a mi faceta emprendedora, decidí decirle adiós a mi trabajo de oficina y centrarme profesionalmente en el tarot. Antes de eso estuve reciclando mis conocimientos, ofreciendo servicio gratuito y adaptándome a mi nueva etapa.

En otro orden de cosas, tengo que decir que las inquietudes que se escuchan en un atención al cliente de cualquier lugar y empresa pueden resolverse con la misma empatía y cariño en cualquier área. Mis años de experiencia escuchando gente me ayudaron a ver el prisma de muchos lados y todos los colores del arco iris. Otro día contaré lo divertido que es abrir una cuenta nueva de banco o hacer papeles oficiales y tratar de buscar la categoría de "astrología" en la casilla de la profesión. Antes de seguir dando vueltas como un planeta errante, quería explicar el propósito de esta entrada. Si todavía sigues leyendo (gracias, has superado mi fase divagadora), te voy a contar una serie de anécdotas graciosas que he vivido como tarotista:

  • La mayoría de gente pregunta por el amor. Ya decían los antiguos que es el motor del mundo. Después de cierto tiempo descubrí que el resto de compañeros de oficio, cuando llevan un rato eliminan de sus perfiles la categorías "rupturas" y se alistan los primeros en "laboral". Por un tiempo pensé en hacer lo mismo, pero más adelante me di cuenta de alguien tenía que escuchar a los corazones rotos. 
  • Cuando alguien te pide una lectura de su carrera profesional casi das palmas con las manos y le regalas la lectura. Te extiendes y decides que no está tan mal dejar por un momento los corazones rotos.
  • Algunas personas piensan que eres una pitonisa con patas y esperan que veas a sus amigos y que les leas hasta el iris de los ojos. A veces te gusta ir de civil por la vida y no predecir cosas a los demás. Apagar el router de vez en cuando está bien.
  • La gente no distingue entre un tarotista, un astrólogo y un médium. Lo explico de forma muy sencilla: el tarotista lee el tarot (oráculos o naipes de cualquier tipo), el astrólogo mira las estrellas y interpreta sus influencias. El Médium habla con tu abuelita que está en el más allá. Lo que no se puede hacer es mezclar cosas. Si tienes problemas con tu novio, no vas al Médium para que te ayude. El Médium habla con gente que ya no está, quizás la abuelita de tu novio no tiene mucho que aportar a tu relación. O sí, pero quizás no de la forma en la que tú quisieras.
  • No somos una centralita del más allá. Es normal que la gente tenga cierto morbo por ver qué hay más allá del velo. Lo que no se puede hacer es llamar un centro telefónico y pedir que te pongan con alguien al azar para ver "qué mensaje tiene para ti". Creo que las cosas funcionan más o menos así en estos planos. No molestemos a esta gente solo para ver "qué me depara el día de hoy".

Hola ¿hablo con el más allá? sí, póngame con mi tía Puri.
Foto de Alexia Rodriquez en Unsplash

  • No soy abogada. Si lo fuera, mis honorarios por dar consejo espiritual-legal serían los de un abogada. Y el mundo funcionaría de otra forma y quizás no necesitaríamos jueces, solo tarotistas.
  • Hay quien se especializa en mascotas. Hay quien habla con los árboles y las plantas. Pero por los dioses, si a tu mascota la pasa algo, consulta con un especialista. Si tus plantas mueren sistemáticamente, quizás cambiarlas de lugar te ayude, no le eches la culpa al poltergeist de tu salón. El consejo espiritual se pide después de usar el sentido común.
  • Si supiera los números de la lotería, solo echaría las cartas por amor al Arte. El mundo sería un lugar mejor y yo estaría sentada en la popa de mi yate mientras acaricio mi unicornio con un gintonic.
  • Si preguntas todos los días la misma cosa, es posible que las cartas te troleen o te hablen del tiempo. Cierto como la vida. Es posible que la vida cambie y las circunstancias, pero a veces hay que dar tiempo a la vida. Quizás lo que tú quieres que pase no sucederá. Por más que lo preguntemos no van a cambiar los resultados de un día a otro. Lo mejor sería preguntarte qué puedes hacer tú para que cambie algo y tomar responsabilidad de tu vida.
  • Si necesitas saber si estás embarazada, en la farmacia venden test de embarazo. También de coronavirus y hasta te puedes tomar la tensión, mira tú. Si ya lo has confirmado te puedo ayudar a escoger el nombre de tu bebé y a hacerle una carta astral. 
Esta es una larga lista con muchos etcéteras de qué cosas vivimos cada día. Sin ánimo de quejarme de mi profesión, cabe decir que hay personas con quienes conectas bien y sientes que de verdad les estás apoyando y ayudando. La vida te enseña que tus problemas son relativos y tratas cada día de dar lo mejor de una misma, de compartir los logros de los consultantes como su fueran tuyos propios. De que te inviten a alguna que otra boda. Hasta de que te den la idea de escribir un post o un libro de anécdotas.

Espero que Mercurio retrógrado nos traiga por muchos años más cosas divertidas que contar y las pueda seguir compartiendo. Que los astros te guíen.

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