Pactor Lector

Hay un espacio, entre lo escrito y lo no escrito, que se llena con un pacto. Existe suspendido en los márgenes, para que tú, que sí me conoces, y yo que no te conozco a ti, sigamos fingiendo que nos gusta este juego de palabras, para que lector y escritor sigan hablando. Yo no le diré nada a nadie, y lo diré todo, para que puedas seguir creyéndote los cuentos de la cripta que deshojas en tus tardes muertas. Creemos un documento donde te cuente que nadie es todo lo que parece, ni las apariencias siempre engañan. Que la amnesia fingida, o los renglones inoportunos se merecen alguna palabra creativa. Se merecen algo más que un cambio de foto de perfil llamativa.

Por eso, querido lector, vienen fuertes las pisadas de mis letras, que me liberan de la cárcel de las burlas ajenas. Vienen para quedarse, para no volver a irse, y sobre todo, para no callarse ante opiniones que nadie tiene interés de escuchar. Tienen un espacio propio, un trono y en reino en mi mundo, un grupo de conocidos que se alegran de su existencia, aunque no todos, querido lector. Pero respetemos éste pacto, esta estocada silenciosa del otro lado del mundo y del mar, para que entiendas, que si lo mejor que puedes hacer es leer o fingir que no sabes no quién soy: yo sí que sé quién quiero ser y quién lucho por se cada día.

En el erase una vez del cuento, no se callan ni las manzanas envenenadas, se cuelan entre los dientes del lector cuando abre demasiado la boca. Tenemos renglones para todo tipo de historia y ninguna queda sin final ni moraleja. Sí eres nuevo por aquí, quizás deberías sentarte y hacerte un té, si ya me lees desde hace tiempo y te preguntas qué he estado haciendo, me siento con cierto compromiso a explicarlo: en general, dejé de escribir y publicar en blogs, por un tiempo, me enfrasqué y me perdí en dos novelas que me separaron de escribir de cara al público. Pero me han pasado algunas cosas y creo que retomar mi blog, el de siempre, para que nos leamos y os cuente, es como volver a casa después de un largo viaje. Si bien es cierto que he vuelto cambiada y que aunque el espejo me devuelva una visión mía que me gusta bastante, a ratos no me reconozco. Aprovecho para decir, que en mi otro blog La Manzana de Eva voy a seguir compartiendo contenido feminista, lésbico y reivindicativo. Me pregunté si de verdad hacía falta y solo con echar una mirada a la sociedad actual y a las redes sociales, me dí cuenta de cuántas voces se necesitan aún.

Así que subo de nuevo al escenario, libreta y pluma en mano, para reclamar este lugar que siempre ha sido mío, que es la escritura. Espero, querido lector y lectora, que si puedes te sientas a gusto, o si no puedes, te incomodes, porque para esto también hemos venido al mundo los escritores. Por eso, con este espacio entre lo escrito y lo no escrito, respetemos el pacto lector.

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