El Todo de la Nada






Capítulo I: lluvia y luz escasa.



“I believe in karma, what you give is what you get returned..."


Sonaban una y otra vez en mi cabeza las letras de aquél estúpido estribillo. Llevaba días mirando a través del empañado cristal, con el cual me divertía sobremanera imprimiéndole mi vaho, mi aliento, tan solo para sentirme viva, como si mi alma estuviera contenida dentro del calor que expiraba de mis labios. La lluvia, por el lado contrario, creaba a su antojo divertidos caminos caídos del cielo en aquella ventana. No paraba de llover. La música de la lluvia se transformaba en crescendo con un fiero rugido que el viento traía. Mi autora me tenía deprimida mucho tiempo junto a la ventana. Llevaba muchos días mirándome a través de la tinta de su pluma, con ojos somnolientos y tristes, dando vueltas sobre lo gris de la lluvia, los días monótonos en que solo podía hablarme de nada en realidad, de lo despacio que pasaban sus días, de las ganas de que realmente sucediera algo que me hiciera reaccionar.


Pero solo párrafos y más párrafos de abatimiento, desesperando un beso, una mirada, que alguien rompiera mi ventana. Ni siquiera sabía cuánto tiempo podía haber pasado, ni me importaba, pero parecía que todo transcurriera de forma tan asfixiante... No podía soportar pasar tanto tiempo sumida en su melancolía. Ella no dejaba entrar a nadie más, ni un pájaro, ni nadie que entrara en aquella habitación que ni siquiera se molestó en describir. Ni me dejaba salir. Hasta que una noche, una gota de agua que golpeó en el cristal trajo el mensaje esperado, que provenía de algún lugar de su mente. Aquella gota dibujó en mi cristal (sí, puedo jurarlo, fue breve pero tan real como que no hay ciencia en mi mundo) la figura de un hada portadora de ideas. Despertó el entumecimiento de mi cuerpo, sentí aquél calor que solo podía provenir de mi interior. Y entonces supe lo que tenía que hacer. Ella me estaba hablando. Me decía que saliera de allí. Ella no me podía sacar de esa espectral tumba de lluvia y paredes grises, desconchadas y maltrechas. "¿Y ahora qué?" pues no lo sabía muy bien, pero debía aprender como salir de allí.


La puerta empezó a formarse en mi mente, hasta entonces sabía que había puerta, pero jamás la había mirado ni contemplado en detalle antes. La madera era oscura, como de ébano. Al principio solo sabía su color, pero después me di cuenta de la antigua que parecía, que la manilla era dorada y tenía forma de águila. Empecé a contemplar los mínimos detalles: las vetas de la madera dibujaban suaves curvas en vertical, olía a antigüedad, como cuando entras en una casa extremadamente vieja. Entonces, como si se acabaran de crear a partir del vacío, las paredes me mostraron que cerca de la puerta había una cómoda, un mueble sinuoso y lleno de curvas (ya que a ella le gustaban las cosas con curvas, aquellos debían ser los muebles que yo le ayudaba a descubrir). Dentro de uno de sus cajones, del mismo color que la puerta, pero lacados, como si un artesano oriental lo hubiera hecho hacía miles de años, encontré un libro con los cantos dorados, la cubierta de color violeta oscuro, en cuya portada ponía: "El todo de la Nada". Una horrible gárgola custodiaba su interior, impresa sobre la piel de la portada. Encima del mueble encontré un antiguo candelabro, sin dejar de preguntarme por qué todo lo encontrado allí podrían ser piezas de anticuario. La vela había estado encendida todo el tiempo. Una simple vela blanca en un extravagante candelabro de plata.


Decidí que ya había pasado demasiado tiempo descubriendo cosas en aquella habitación, y sin saber cómo, había oscurecido bastante, la ventana se encontraba más lejos de mí y apenas me llegaba luz del exterior. Seguía escuchando más fuerte el sonido de la lluvia. Sin duda tenía que salir de allí, pero ¿cómo? Me puse delante de la puerta para hacer girar la manilla. Nada sirvió. Ni tirando de la puerta ni empujándola hacia fuera. Así que me decidí a abrir el extraño libro bajo la luz de la vela. La gárgola bostezó mientras, ante mi sorpresa dijo :

- Si eres noble de corazón podrás abrir "El Todo de la Nada", ahora dime, ¿cuáles son tus verdaderas intenciones?-

-Quiero salir de aquí.- contesté con cierta duda.

-¿Por qué quieres salir?- Era algo que no me había planteado... quizás necesitaba averiguarlo, pensé unos segundos.

-Porque no soporto éste lugar, fuera no sé lo que hay, pero no tengo miedo.- Me miró detenidamente entornando los pequeños ojos. -Además. debo ayudar a alguien saliendo de aquí-.

- Muy bien, has vencido el miedo, y las dudas se han disipado, ahora puedes leer- Y el libro se abrió en mis manos.- Pero recuerda, la cautela es una útil cualidad en situaciones de peligro-.


Dentro de las páginas en blanco comenzaron a aparecer unas letras de color carbón que poco a poco pude descifrar. En la primera página "El Todo de la Nada: historia de cómo..." y nada más. En las dos siguientes páginas vi que ponía: " y de repente una escalera de mano cayó cerca de ella, tan inesperadamente que solo pudo sorprenderse"... Y allí estaba mi escalera de mano que conducía a alguna parte. No ponía nada más y el libro se cerró en mis manos. No podía ver nada desde abajo por el agujero que se encontraba al final de la escalera, pero sabía que tenía que subir por allí. Hasta alcanzar otro lugar que no conocía, pero cualquier cosa era mejor que la tristeza y la soledad.

Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  2. Enhorabuena por tu nuevo blog!!!
    Mado Martínez
    www.madomartinez.com

    ResponderEliminar
  3. Gracias, una estrella fugaz que se pasa por aquí ^^ me alegro de haberte encontrado y tu por el ciber espacio.

    Sheikah

    ResponderEliminar
  4. No te gustaría tener un portal mágico en algún rincón de tu casa? no sé, algo tipo Narnia,vas al ropero y ahí está... otra dimensión, un universo paralelo que en cuestión de segundos rompa la monotonía, la rutina de nuestros días...

    Yo no tengo un portal de ese estilo, no hablo con las hadas, ni tengo un libro mágico con gargolas como guardianes... Pero encontré mi propia formula para estar absorta de la realidad... Ya tengo un lugar mágico (más bien varios)donde todo es posible... y donde paradojicamente estar en medio de la nada lo engloba todo y sólo eso me da un giro 180 grados con el que termino con una sonrisa gigante y dando gracias a los Dioses :P

    PD: Ojala un día me permitas mostrarte ese mundo xDD

    ResponderEliminar
  5. Cuando quieras, sería estupendo encontrar un espacio así, tan especial. Muchas gracias por tus comentarios. Bendiciones )O(

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Siéntate y háblame. Si quieres puedo prepararte un café o un té. Nos podemos perder en sus líneas.

Entradas populares de este blog

Perlas, hojas de té, páginas en blanco...

Feliz partida y feliz reencuentro

Los Folios en Negro