De gatos y Violetas


Bueno, vuelta a la carga. Esto lo he escrito mientras escucho al saxofonista que tengo de vecino (o vecina, aún no lo sé). Ahora nada está tocando "mais que nada" jejeje. Espero que toque muchos más días, que me ayuda bastante a escribir. Después de cansancio y silencio, como veis vuelvo a publicar alguna cosilla en el blog. A ver si me reengancho y voy actualizando el blog, es que de verdad he tenido muuucho trabajo. Y ya os vale, comentad, que luego me echáis la bronca si no escribo. Besos melodiosos a todos los beduinos del desierto.

De gatos y Violetas



Flotaban en el aire aquellas notas desgarradas. El compás se aceleraba desde hacía días. Cada vez que abría mi ventana, un sonido agridulce se colaba por mi habitación, tarareaba escalas en mi oído y paraba para el descanso del almuerzo. Las manos del músico danzaban frenéticas con el saxofón. Apenas hacía unos meses que escuchaba los latidos de sus dedos, había dejado de tocar escalas semanas atrás y ahora por fin se decidía a improvisar. Comencé a tararear las melodías, estéreo apagado. Creé una ambiente silencioso a mi alrededor, adivinaba la hora a la que sonaría su voz metálica. Y cuando comenzaba, la melancolía invadía toda la calle.

No tocaba especialmente bien, y no podría haberle imaginado en cualquier otro escenario. Ni el Black Note abarrotado, ni cualquier otro local, solo mi habitación. En los días de lluvia era más intenso, puede que quisiera apagar el sonido del cielo. Cerraba los ojos y no podía impedir imaginar al músico: sin duda tenía que vivir en un ático, puede que aquel que tiene tantas plantas. Tendría unas manos precisas, lisas y algo grandes. Cerraría los ojos, que sin duda tenían que ser verdes, para concentrarse más en la melodía. O puede que que mirase atento unas partituras sobre su mesa. Seguro que su gato le iba revolviendo las partituras, un gato color canela con manchas blancas como las nubes. Por eso dejaba de tocar a veces: "Deja mis partituras, Bal".

Los días que tocaba alegre me lo imaginaba con el pelo recogido sobre la nuca, castaño y espeso. Viviría con una chica, la que trajo el gato. Le miraba desde el umbral de la puerta, con la melena roja cayendo sobre sus hombros. Venía del ático, de regar las plantas. Había salvado las violetas, que casi mueren por la llegada del invierno, cuidados constantes y riego. Pero no quiso interrumpirle, no quiso informarle acerca de las violetas. Le miraba atenta desde el umbral de la puerta. De vez en cuando él le guiñaba el ojo y recordaba las pecas de su cuerpo, aunque solo llevase descubiertas las de la cara. Ella llamó al gato: "Bal, ven aquí, deja de molestar" Y Bal, obediente, se acercó. Le dio un abrazo de gato, esto es: el felino se restregó por sus piernas, mientras dejaba impregnado su olor en la muchacha y llenaba de pelo sus pantalones color caqui.

El sonido se iba apagando, abrí los ojos. Desapareció el gato, la pelirroja, pero no el sonido del músico. Durante unos instantes, después de que yo adelantara mi hora del almuerzo para disfrutar del concierto matutino, la fragante música flotó en toda la habitación. Al cabo de una hora, el saxo fue enmudeciendo hasta silenciarse completamente. Vuelta a la rutina, comienzo a trabajar, me pongo a revisar apuntes de clase, traduzco, leo... al cabo de unas horas decido bajar a la calle, descubro mi despensa sin pan. Los rayos del sol rompen el frío de los días de invierno y a simple vista hacen parecer ridículos los guantes y gorros, los abrigos y trencas.

Un pie detrás de otro, llego a la panadería, llena de aquel olor que parece que es capaz de transportarte a aquellas noches de hogueras. Pan cocido. Pregunto quién es el último, y una chica con boina negra, con una melena pelirroja como el fuego me responde. Tiene unos rizos encrespados y saltarines, y los ojos como un estanque de agua clara. Nos cruzamos cuando se va y casi inaudiblemente me susurra:

"Gracias por el gato, nos encantan los gatos. Las violetas son preciosas también." Y se marcha por la puerta, desapareciendo al girar la esquina.

Comentarios

  1. Hola! Sólo quería agradecerte el comentario que me dejaste en el blog :) y también decirte que tu espacio me gusta mucho, es bien personal y son esas cosas las que vale la pena leer.
    Te espero de vuelta cuando quieras. Un beso, mil bendiciones. Que estés muy bien.

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  2. Muchas gracias por leerme. Sigue escribiendo esos magníficos artículos en tu blog! Bendiciones )O(

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  3. xDD Me encanta tu blog, es sencillamente extraordinario :P es un privilegio leerte de verdad... de no ser por la distancia que nos separa, sería genial ir a tomar un café o un té como dices... Bendiciones :D

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