Rendiciones cotidianas

Hoy tengo ganas de dejarme caer, al vacío, a las sombras... no ha sido un día especialmente complicado, pero las circunstancias de mi vida no son las mejores. Cierto, no me puedo quejar. También cierto, tengo el regalo más hermoso del mundo: tú. Pero hay momentos en los que deseas que todo sea fácil, sereno, en paz. Si hay algo que he aprendido en mis veintitrés años de existencia es eso mismo, a vivir en paz. En un estado catatónico en el que simplemente ya no me duele ni siquiera la otra mejilla, los golpes me la resbalan y me encierro en una cárcel de piedra. Y ahí hay paz, lo juro. Ahí no puedes ni enfadarte con la vida, ni con la gente que te agrede, ni con las circunstancias...

El problema es que me has tocado, me has hecho volver a la vida. ¿Y qué más da si de vez en cuando me pongo a sufrir por las esquinas? ¿Y qué le vamos a hacer si vivo en un pequeño melodrama? Si pierdo parte de mí, si recupero amaneceres nuevos. Y si...de acuerdo, ya no soy paz, ya no soy frío, soy de nuevo quien siempre he debido ser. Pero a veces te juro, que me encantaría ser la cobarde que se deja caer, que deja que la vida pase por delante de sus ojos en un desfile máscaras de alegres colores. Nunca pensé que mereciera la felicidad, pero por suerte, los dioses me la regalan en su estado más contradictorio.

Sí, es cierto, a veces deseo caer y rendirme, en el peor de los sentidos. Dejarme pisar por quien sea, mirar desde abajo y maldecir cada resquicio de soledad. Pero hoy estabas derrotada y decidí ser fuerte para tí. Ni recordaba por qué el mundo seguía girando si tú estabas en la cama tirada. Si me fuera posible odiar, odiaría cada segundo de infelicidad de tu tiempo. Así que hoy he querido ser la mano firme que te sostenga para levantarte cuando estés en el suelo. Quiero ser el abrazo que te recoja cuando desesperes y te rindas. Por eso, hoy no me rindo. Y mañana ya veremos lo fuerte que te cojo de la mano.

Comentarios

  1. Yo soy de piedra, siempre lo he sido... cambio mi presentación según las circunstancias, a veces soy la pared que está ahí constantemente, el muro que se encarga de encerrar todo aquello que puede llegar a lastimar, una cueva llena de misterios difíciles de revelar, la columna que sostiene las bases de la más sólida amistad,de piedra, sí, así soy, sin reparos, fuerte y silente... El detalle está, en que las piedras también sienten... El silencio se rompe, la fortaleza se desvanece y entonces esta piedra se vuelve vulnerable... se cae, llora, vuelve a llorar xD pero se sacude, se levanta y vuelve hacer sus castillos en el aire...

    Me encanta como escribes, es un privilegio y un verdadero gusto leerte :D Mágicas lunas linda.

    PD: Perdona lo laaargo del comentario, voy a tener que crear un blog y así no te aburro con mi loqueras :P Besitos

    ResponderEliminar
  2. Encantada de que crees un blog! lo espero.

    Pues sí, las piedras somos así, cuando rompemos a sentir, sentimos el mundo multiplicado por infinito... la vida es asi. Un beso y bendiciones.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Siéntate y háblame. Si quieres puedo prepararte un café o un té. Nos podemos perder en sus líneas.

Entradas populares de este blog

Perlas, hojas de té, páginas en blanco...

Feliz partida y feliz reencuentro

Los Folios en Negro