Este mundo asusta

¿Si que lo sabías? ¿No te lo querías reconocer? ¿Quién eres? ¿Por qué tienes una foto mía que me lanzaste años antes de conocerme en Valencia? Sí, que este mundo asusta. Ya lo sabemos, pero no nos asustaremos más, porque hemos sido muy fuertes y hemos resistido a través del tiempo a guerras, ritos macabros y demás. ¿Qué nos puede separar? Ya nada, mi amor.

Antigona despierta. Quiere dejar de odiar lo que fue, la estupidez de echarte de menos sabiéndote cerca. Quiere perdonarse a sí misma pero no puede, porque es el esfuerzo más grande que le toca hacer por ahora. Y me acuerdo cuando me pedías que no desapareciera de tu vida, y me odio a mí misma por querer escaparme a hurtadillas y de noche, sin decir tan si quiera adiós. Por tratar de adelantar lo evidente y evitarte sufrimiento. ¡que estúpida! Pero bueno, tú ya sabes que hay causas mayores por las que luchar, que sí, que el amor es la fuerza y lo que nos mueve, pero a veces se nos reclama por ahí para librar batallas imposibles. O no tanto. ¿Me dejas que te prometa que volveré? Sabes que lo haré, soy demasiado orgullosa como para dejarte ir. Y ahora mismo, no escribo yo, escriben todas y todos los que fui. Aquello que hay más allá de mi cuerpo, está todo vuelto hacia ti y te ama tan prfundamente que va a ir a buscarte allá donde estés.

Y no necesito ni decirtelo en privado, porque no debe ser la primera vez que me da por gritar a voces lo que las dos sabemos. Prefiero contarte que me imagino escribiendo alguna de nuestras historias, viendo en una librería un intento de portada que nos mira desde las estanterías de novela histórica. Puede que salgan dos personajes abrazándose en la carátula. ¿Te imaginas nuestros cuerpos, o lo que fuimos, sentados en un paseo de Alcalá? ¿Y si soñamos por un instante? dos figuras de bronce se miran a través del tiempo y el espacio. Se miran, nada más. Aunque el maldito bronce sea tan terrenal que no pueda captar Nuestra Mirada. Esa que nadie más conoce. Si hace falta me reencarno en estatua de bronce para darle ese algo que nos une.

Sabes que te voy a buscar siempre, así que dejemos de temer por un momento e imaginemos que podemos hacer todo tipo de planes. Supongamos que no hay mundo más allá del cruce de miradas que nos une. De hecho para mí no lo hay, todo lo demás son copias o sucedáneos de lo que ya conocemos. Y aquí estoy, sintiéndome pequeña de nuevo, leyendo mi magia a través de las palabras que ¿ves? no funciona porque hace tiempo que me rendí ante ti. Ya no sirven, han perdido la forma, el canal hacia los dioses, porque he encontrado un camino mucho mejor. Así que solo te digo ¿caminarás a mí lado, compañera, amante, hermana de vidas? yo volveré siempre a buscarte. Y lo sabes.

S'agapo.


Comentarios

Publicar un comentario

Siéntate y háblame. Si quieres puedo prepararte un café o un té. Nos podemos perder en sus líneas.

Entradas populares de este blog

Perlas, hojas de té, páginas en blanco...

Feliz partida y feliz reencuentro

Los Folios en Negro