Hoy una vela para ti y para Ella... no quiero palabras, ya te he dado tantas, no quiero darte compasión y pena, pues tú no vales ese tipo de cosas. Solo dos palabras: Te amo. Y una vela, aquella con la que abrí éste blog.
Me siento frente al ordenador portátil. Acabo de llegar hace unos minutos a casa, cansada, ya de noche. No hace frio, especialmente. Conecto el Messenger y me mantengo en “no conectada”. Recibo mensajes insistentes que prefiero ignorar. Me cambio a “no disponible” y ahí se queda la dichosa ventanita, flotando en mi pantalla, ignorada. Me pongo a traducir unos quince minutos un hermoso texto lírico de Carol Ann Duffy. La adoro en cada verso, en cada palabra…”Sobre mi propia piel, sus perlas. Mi señora me hace llevarlas, calentarlas, hasta la noche cuando cepille su pelo. A las seis las pondré sobre su fresca blanca garganta. Todo el día pienso en ella…”. Sueño unos instantes, Veo unas cándidas perlas sobre un cuello de piel tostada y unos labios impregnados de carmín que besan las perlas y las llenan de color. Una impresión de cada huella y surco de aquellos besos sobre la piel tostada. Miro para otro lugar, sobre mi estantería hay una pluma que reposa sobre su peana de piedra, duerme a
Sé que sonríes, desde un lugar alejado de mí, sin saberte cerca, sin saber que me buscas, yo también te he buscado. Me registré de incógnito un par de veces por tus rincones, y ahora que veo que este desierto nunca estuvo tan árido ni tan desierto como pensé, me atrevo a decirte que el té de tu casa es el mejor del mundo. Ni por la miel de tu pueblo, ni por el agua que compras, solo por ser el tuyo. Y sonrío, cuando la vida da mil vueltas, cuando más feliz me siento, sobre mis letras de papel, ante la perspectiva de que la vida sea por fin más amable conmigo de lo que nunca ha sido, veo asomarse la luna desde mi pantalla cibernética. Se asoma y su cara es tan resplandeciente como oscura, con todas sus fases, al completo. Hoy veo volver las cartas sin respuesta, los dedos recorren el teclado para decir cosas que quedaron guardadas en un pequeño cofre de mi garganta. Ya no duelen las heridas, han cicatrizado poco a poco. He aprendido a ser fuerte y adulta, me levanto sobre mis piernas
¿Qué se hace cuando el folio en blanco no te funciona? He tratado de sentarme a escribir un millón de veces desde hace un par de años. Me he deshecho en el papel y mirando su blancura, me he frustrado, me he enfadado, he llorado y he sentido indiferencia. Soy yo quien está en blanco. Los amigos, conocidos y familiares han pasando en un carrusel de halagos. Eres escritora. Dicen. Tú escribes como los ángeles. Decían. Y mira que tú no estás hecha para estar encerrada en un trabajo común. Saca tus alas y vuela. Y estrellarse contra el suelo es lo más bonito que te puede pasar. Contra más alto vueles, más dolorosa será la caída. Cuando ves que tus sueños se descuartizan, uno a uno, con los dientes de la realidad. Y de nuevo “Documento sin título” te saluda con sonrisa sarcástica. Te sientas en el portal, en el banco de “pelar la pava” a ver como tu corazón se ha deshecho varias veces. O se ha roto. Primero escribes un Réquiem por tu corazón. Luego una despedida y una canción y más tarde
guapa :)
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