Sobre el desierto

Todos necesitamos un lugar donde fundirnos con nosotros mismos, donde elevarnos por encima de la burda materia buscando la esencia de la que están hechos los sueños, a mitad de camino entre las estrellas y el horizonte. Este blog nació como mi propio espacio, como mi lugar donde perderme entre mis letras, sin buscar mucho si hilarlas trenzadas o con pliegues de seda. Así nació mi desierto, un espacio infértil, sin más ni menos que la noche, preñada de estrellas que centellean en lo alto. Y pensaba que era el mejor lugar al que escaparse de todo, donde buscarme en mis propias sombras, donde mirarme en el mismo de reflejo del contorno de unos labios que no saben hacer otra cosa que amar. Buscan saciar su sed de ti, de palabras que elevan mi espíritu a la altura de los sueños, entre el horizonte y las estrellas. Que se pierden en las dunas, que ya no son dueñas de mis silencios, sino de mis encrucijadas.

De esta tierra estéril se asomaron a la luz de las estrellas varias historias, algún sinsentido hecho prosa y fragmentos de reflejos y espejismos. Ya sabéis, desiertos y calor por el día, frio y desolación de noche. De estos se entretejen las palabras, cautelosas y tímidas, mientras las nubes se van cargando de lluvia que espera a colarse entre mis rincones. Anochece. Tiemblo. Suspiro. Caen despacio. Son recuerdos. Murmuran tu presencia. Caen sobre mi rostro. Como imágenes agolpándose ante mis ojos. Me besan los párpados. Respiran conmigo. Y descienden más y más deprisa, pidiéndome agua, pidiendo un baile entre la tierra infértil que cree un jardín donde antes había sombra. Se prenden broches en tu pelo, son de esmeraldas y gemas que brillan más que las mismas estrellas, son grises y de todos los colores, son los frutos de mi desierto. 

Camino con paso ausente entre las olas que mecen las dunas, al compás del movimiento de la luna sedente sobre su trono de cielo. Seguirá lloviendo, sé que seguirá lloviendo sobre estos jardines, hasta que el desierto se traicione a si mismo y se vuelva embajada de mis deseos. Amor, amor, no respires tan fuerte, que aún nos oyen. Pero deja ese hilo de aliento para mi, no lo pierdas. Devuélveme la risa y el llanto, la cordura de perder la cabeza entre tu piel. Acariciaré cada letra que imprimas en ella, cada verso que salga de tus labios, mientras la lluvia va cayendo de entre las nubes que me llenan de vida de nuevo. ¿Encharcamos el desierto? ¿lo llenamos de mar? ¿o todavía te gustan los jardines? Nacerán los lugares desde los que nacerán las palabras de una nueva lírica entre tus brazos.

Y así es cómo el amanecer pilló sin confesar a un mar nuevo, con jardín de piedras mecidas entra sus olas. Se devino un sol que acortó la distancia entre el horizonte y las estrellas que se disolvían en la mañana como una caricia que se pierde entre las sábanas de los amantes furtivos. Pues todo el mundo necesita un espacio para si mismo, un lugar donde estremecerse con la esencia de las cosas y dejarse volar. Y ¿qué le voy a hacer si yo tengo la bendición de contar con tus nubes? pues seguir nadando entre las olas de este desierto, que sin más, ya no es desierto. Te amo.

Comentarios

  1. Vaya Rach, que bonito!!! afortunada la persona a la que vayan dirijidas esas palabras.
    Todos tenemos un espacio así o deberíamos...Para cuando me escribes una canción?? yo pongo la voz sexy! jajaja . Un beso wapa.

    ResponderEliminar
  2. Lo he leído otra vez, derritiendome en cada una de tus letras, preguntandome que he debido de hacer para que sean para mi a veces, es precioso, ayer te aplaudí y pero hoy te hago una reverencia y me quito el sombrero cariño.
    Te quiero.

    ResponderEliminar
  3. No te quites el sombrero, mi vida, que te quedan muy bien ^^ te amo!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Siéntate y háblame. Si quieres puedo prepararte un café o un té. Nos podemos perder en sus líneas.

Entradas populares de este blog

Perlas, hojas de té, páginas en blanco...

Feliz partida y feliz reencuentro

Los Folios en Negro