Un poco más niña

Es mi cumpleaños. Hay gente a quien no le gusta cumplir años, pero yo siempre me he sentido, como dicen los ingleses, excited de cumplir años. Por 24 horas soy la reina de mi propio mundo y recuerdo que además, aunque mi yo bebé no tenía las cosas tan claras, siempre hubo un pedacito de mí que se atrevió a seguir latiendo. Año tras año me regalo a mi misma un momento de escribir. Este año, además, le he pedido a mi escritora preferida, mi mujer, que se siente al teclado a escribir lo que ella quiera. No importa la temática, solo quiero escucharla teclear.

Pues este ha sido el año en el que me he atrevido a poner límites a los demás. Ha sido muy egoísta pero necesario. Un poco drástico. Ha sido el año de ponerme por encima de cualquier cosa que no me ayudaba a estar bien y mi primer año como trabajadora independiente. Hemos construido un sueño en el que apenas me atreví a pensar, hará más de un año. Mi yo de hace un año y medio no hubiera sido capaz de dejar un trabajo en el que ser competente y buena trabajadora era de degradación porque a un jefecillo le gustaba. Me pilló con la autoestima baja y menos mal, porque ahora no le sería a nadie posible hacerme dudar de lo mucho que valgo.

Es posible que este post se lea como un poco ególatra, pedante o un tapiz bordado con hilos de autocompasión. Pero mi esfuerzo me ha costado llegar hasta aquí. Mi yo de hace tres años se hubiera sonrojado y la de hace cinco años ni siquiera hubiera sacado fuerzas para pedirse el día libre en el trabajo. Mi yo de hace 10 años estaría muy feliz de ver dónde estamos y cantaría "Quédate en Madrid" de Mecano, en reunión con la que escribe. La 22 estaría pensando que ya llegó a donde debía y que la vida no daba más de sí y una ingenua de 19 le diría que el amor no puede ser tan triste y tan jodido como para perderlo todo en un parpadeo de mariposa. Sin duda, lo mejor que hemos hecho este año es volver a donde empezó todo. Darle un portazo a los fantasmas de la niña que lloraba por los rincones del colegio y decirle que las cosas se pondrán mejor cuando llegue al insti. Hace un momento me llevé conmigo a la gótica, a la loca, a la enamorada, a la triste y a la soñadora. Las metí a todas dentro del prisma y las hice las caras de la gema. No soy la mejor versión de mí misma, ya que no creo en versiones ni subtítulos. No me fabrico, soy todas y cada una. Con mis días buenos y los peores aún. Soy la que está en el centro de ellas y les da la compasión justa, el abrazo y la fortaleza que no tuvieron. Me regaño si no hace falta y sigo pensando que siempre me faltó disciplina, pero a los 36 no creo que ya la consiga. Soy un poco más libre y el miedo ya no me ata a ninguna parte. Si acaso me dejara atar, al cabecero de la cama y ya veríamos de qué forma.

Un año más con silencio y más silencio y un momento de tomar aire. Ese silencio me ha dado tiempo para reconstruir y encontrarme. He valorado los daños del naufragio y he visto qué partes se podían salvar y qué se puede retomar. RE-TO-MAR y RES-CA-TAR. El año del tornarem y el año de saber que no me caben más derrotas en los bolsillos, pero que ya es momento de vaciarlos.

Así que, este año, un poco menos responsable. Un poco más niña. Un poco más yo. Feliz vuelta de giro, compañeras del prisma.

Comentarios

  1. Y desde el otro lado del escritorio contempla la maravilla de saber que existes, que sigues existiendo y que tengo el honor de conocer muchas de las partes de ese maravilloso prisma... Feliz cumpleaños, bijou :)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Siéntate y háblame. Si quieres puedo prepararte un café o un té. Nos podemos perder en sus líneas.

Entradas populares de este blog

Perlas, hojas de té, páginas en blanco...

Feliz partida y feliz reencuentro

Firea e Imbolc