Corazón de alambre

Respira una vez más. Déjalo latir, aunque suene a óxido, lastrado y ajado por el tiempo y las ganas de sufrir. Late de nuevo, con toda la oscuridad que eres capaz de soportar, desde el fondo de ese pozo en que te dejé caer. Me ordeno, echo tierra, me columpió y me mezo, pero nunca me rompo. Te dejo a un lado y miro al vacío de la ventana más abierta a mis más profundos deseos. Respira, viejo compañero, el miocardio exhausto que dejé desgarrar. Dejo pasar una pájaro delante de mis ojos, con el sol muriendo en la noche. Reposa, y late, aunque mis manos tiemblen a cada paso que doy hacia sus caderas. Busco ojos que me miren, en medio del egoísmo más absoluto. o vuelvo a la austeridad en la que una piedra es capaz de hablarme entre susurros. Las estrellas se van dibujando, como pequeñas lágrimas sobre un cielo que va degradando en noche. Pintada de pena, ajena al nuevo gorrión que canta solo para quien lo sepa escuchar, acaricio constelaciones nuevas en éste día. Y late una vez más,...