Entre páginas
Preludio en do menor Sofía se levantó temprano como cada mañana. Eran las 5:45. Hora en la que, según su madre, todavía no han puesto ni las calles. Eso a ella le daba lo mismo, era la misma hora a la que se levantaba cada día laborable. Los festivos y fines de semana se permitía que el despertador sonara a las 8:15. Se había vestido meticulosamente, ni muy formal, ni muy casual, con el punto justo de una arquitecta que tiene que proyectar en un despacho de una compañía más o menos importante. Se maquilló despacio, sin sombra de ojos, ni apenas colorete, solo un discreto rouge de labios, nada llamativo, una fina rayita marrón por encima del párpado y un poco de rímel. A juego con su falda marrón chocolate y sus zapatos de piel vuelta. La blusa, color crema. "Qué estúpido, ponerle nombre de repostería a un color... y yo llevándolo puesto" pensó Sofía a las 6:23, cuando, estaba perfectamente vestida y arreglada frente al espejo de su armario. Jan dormía plácidamente en su ha...